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LA CARISHINA

Ecuador es un país megadiverso, lo cual significa que tenemos muchas especies de flora y fauna, tenemos diversidad cultural también y eso significa que vayas a donde vayas siempre vas a encontrar algo distinto; sin embargo, en mi femenina experiencia habiendo nacido y vivido toda la vida en este país, después de viajar y conocer lugares nuevos, trabajar en otra ciudad, tener amigas alrededor del mundo y aprender varios idiomas hay algo que sigue siendo único y se maneja en todo el país: el rol cultural de la mujer como ama de casa, madre y esposa.

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Para ilustrar lo que significa una Carishina, lo haré con una anécdota: cuando comencé la universidad había una tremenda camaradería entre todos mis compañeros de curso, clásico en el primer semestre, así que decidimos hacer una parrillada y Cristina, una de mis amigas, ofreció su casa, así que hicimos grupos para dividir las tareas como las compras, pelar papas, lavar choclos, aliñar carne, lavar y encender la parrilla y etc... Obviamente la dueña de la casa tomó las tareas dentro de la cocina con el fin de estar pendiente de que nadie quemara su casa así que quienes eramos sus amigas nos juntamos al grupo que se encargaría de cocinar todo lo que no debía ir a la parrilla, además de cecinar y aliñar la carne, basicamente todo el trabajo excepto asar. Mis amigas y yo nos juntamos un día antes y comenzamos a intentar cecinar la carne; cabe recalcar que la mayoría de nosotras excepto Cristina, veníamos de hogares en los que era necesario que todo el mundo trabajara y las tareas del hogar se dividían y se hacían lo más rápido posible porque nadie tenía tiempo (al menos así era en mi casa). Como consecuencia de esto ninguna de nosotras sabía como hacer cecina al tremendo pedazo de lomo que el otro equipo había comprado para convertirlo en treinta jugosos filetes... Dejamos que Cristina comenzara ya que algo sabía ella que había crecido mirando a su madre y ayudandola a hacer las cosas de la casa; por mi parte mi madre compraba filetes hechos porque como dije, nadie tenía tiempo y cuando terminó de sacar un filete, parecía colador tan lleno de agujeros como estaba, entre risas tratamos de seguir a la tarea cuando sale la madre de Cristina y observa el filete agujerado y nos dice "Eso se llama CARISHINADA". Todas sabíamos a la perfección que la carishina es aquella mujer a la que no se le da muy bien cocinar, planchar, lavar y demás cosas que "Tienes que aprender a hacer para tu marido, cuando te cases"...

En ese entonces, aun novatas en la universidad, nos faltaba comprender un sinfín de cosas, tanto que nos sentimos como cucarachas cuando la madre de Cristina nos acabó de regañar y nos repitió un millón de veces lo carishinas que resultábamos las chicas "disque estudiantes" de ahora, que con el pretexto de la universidad no aprendíamos nada de la vida y cuando nos casaramos seríamos esposas inútiles; nos sentíamos mal porque carishina es uno de los insultos más agresivos que usa la gente en Ecuador para referirse a una mujer, porque si eres carishina eso significa que no sirves para nada de lo que implica ser mujer en el concepto cultural ecuatoriano y por lo tanto serás mala mujer, mala esposa y mala madre.

Está por demás explicar que a partir de ese día en mi mente se sembró la idea de encontrar la manera de ser una carishina y no ser mala y no sentirme mal por ello, es que yo quería graduarme, crecer profesionalmente, no casarme, no tener niños y vivir mi vida como yo decidiera, en base a lo que yo pensara que era mejor para mi. Yo no quería llegar a casa tras haber trabajado durante horas y tener que ocuparme de cocinar para tres o cuatro personas suponiendo que tuviera un marido y uno o dos retoños... No quería tener que ocuparme de las necesidades de otras personas. No quería tener que lavar camisas y trajes, fregar puños y cuellos, no quería tener que pensar qué tan sano será alimentar a los niños con comida rápida casi diario por no tener tiempo para prepararles vegetales al vapor y pollo horneado, eso no iba a ser justo para mi, para el hipotético esposo y los hipotéticos hijos. Entonces decidí que esas personas no iban a tener cabida en mi vida ya que enfocaría la misma a un desarrollo netamente profesional, me graduaría, trabajaría un tiempo, saldría del país para estudiar un posgrado, me especializaría y volvería con tres títulos más sobre mi cabeza, a seguir trabajando y creando mi propia vida, cuando tuviera suficientes ahorros renunciaría y viajaría por el mundo conociendo las culturas y tradiciones e investigando los roles de las mujeres en otros lugares. Puedo decir que haber sido llamada carishina, fue tal vez lo mejor que me ha pasado e impulsó de un modo distinto mi visión. Ahora quería conocer como le decían a las carishinas en otros países y si incluso en alguno ser carishina era tal vez un delito o un pecado.

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Soy Mica, unos 8 o 9 años después de la anécdota de arriba estoy graduada hace casi tres años y me complace decir que mi vida sigue aun el camino que he forjado en mi CARISHINISMO.

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